Como ya sabréis, ayer se celebró la noche del shopping nocturno en Madrid, la Fashion's Night Out, y como no podía ser de otra forma yo tenía que asistir para poder contaros, a los que no fuisteis, lo que os habéis perdido. No me quiero centrar en la parte glamurosa del evento ya que la podéis encontrar en cualquier revista on-line que ojeéis en el día de hoy, tampoco voy a comentar la asistencia de caras famosas, ya que vais a poder enteraros de quien fue viendo cualquier programa de televisión a lo largo del día, tampoco voy a hablaros de las tiendas fabulosas que abrieron sus puertas a TODO el público asistente para poder ver las nuevas colecciones para este Otoño - Invierno...Lo que voy a relataros es la realidad de la noche que resulta mucho más entretenida y mucho más creíble que las historias ideales que podéis leer en la prensa del día.
El evento de anoche bien se podría haber llamado "Maratón madrileña para conseguir los obsequios que las tiendas ofrecían de forma selectiva". Bastaba echar un ojo a los grupos de féminas enloquecidas que recorrían las calles de las tiendas del centro de Madrid, que participaban en la noche de las compras, subidas en sus fabulosos tacones y enfundadas con sus mejores galas, siguiendo el plano del tesoro ( es decir, una lista de las tiendas en las que regalaban algo, para no perder el tiempo en aquellas tiendas, ilusas, que sólo ofrecían la presentación de sus colecciones)para comprender que la Fashio'n Night Out había perdido un poco la esencia de lo que el evento en sí quería transmitir, dar a conocer las nuevas tendencias, las colecciones y ofrecer un descuento a todos aquellos afortunados que, en plena cuesta de Septiembre, podían permitirse el lujo de darse algún capricho.
La mayoría de los asistentes, confiábamos plenamente en el hecho de que tener tú exclusiva invitación, pedida con un mes de antelación, te daría alguna ventaja sobre los que se habían echado a la calle sin saber muy bien a lo que iban, pero la realidad es que ese papelito "personal e intransferible" no servía prácticamente para nada. Yo sólo tuve que mostrarlo en una tienda ( y creerme que entré en muchas) para que me dejaran acceder al maravilloso mundo de los refrescos gratis ( porque parece ser que el regalito sólo se lo ofrecía a los afortunados que habían rellenado una ficha que, vete tu a saber, dónde la habían conseguido).
Las tiendas en las habían decidido atreverse a ofrecer un obsequio sin condiciones (sin obligarte a comprar algo y sin hacerte buscar un cartoncito de publicidad en el que debías apuntar tus datos) eran aquellas en las que a la entrada se veían unas colas interminables. El truco era preguntarle a alguien que acabara de salir qué era lo que ofrecían y en ese momento, decidir de forma rápida, si merecía la pena esperar la cola o si era mejor continuar el recorrido en busca del siguiente "premio por asistir". Colocarte en una cola sin preguntar podía llevarte al desagradable momento en el que cuando llegabas al mostrador te ofrecían una rajita de jamón y si tenías suerte, una cerveza, pero esos regalos no se cotizaban demasiado por lo que era mejor continuar la ruta.
Lo mejor de la noche de la caza de regalos era ir mirando, sin descanso, las bolsas que llevaban los grupos de chicas que andaban de forma bastante acelerada, porque era de ahí, de donde sacabas la información de primera mano sobre qué tiendas estaban dando regalos. Tenías que ser rápida en el escrutinio de los paquetes que llevaban, porque había auténticas profesionales de la caza de obsequios y, era casi imposible distinguir las marcas de las preciosas bolsas decoradas para el evento. El problema era que, como todas hacíamos lo mismo, los regalos se iban agotando según llevabas a las tiendas. Una pena.
Las tiendas que temían la avalancha de las chicas aplicadas con sus listas, decidieron en el último momento que solo darían los regalos previa compra de algún objeto de la temporada, lo que provocaba cierta desilusión y decepción a las asistentes. Cuando veías que no tenían las bolsas a la vista y que no iba a ser fácil conseguir una camiseta, una muestra de perfume o un colgantito, te tocaba disimular y echarle un vistazo a la colección, para que no notaran de forma inmediata que habías asistido a su tienda para conseguir algo gratis ¿¿Pero que podíamos hacer??
Por supuesto que la noche ofreció muchas más cosas, pero eran difíciles de conseguir para los que no estábamos en las listas de invitados. Mónica Hoyos, Kira Miró, Jaydy Michel, Almudena Cid, Soraya, Nieves Alvarez, Oscar Higares, Jaime Peñafiel, Borja Thyssen y Blanca Cuesta, Miguel Ángel Silvestre, Patricia Conde, Alaska, Mario Vaquerizo, Paco León, Ana Obregón, Boris Izaguirre, Luis Medina... ....Todos ellos, estoy segura, de que vivieron una noche bien diferente a la que yo he querido contaros de forma entretenida hoy. Para enterarnos bien de la parte exclusiva del evento habrá que leer el Vogue y así poder ver que fue lo que nos perdimos las locas de las listas ( porque yo no llevaba tacones pero si tenia mi lista del tesoro).
El año que viene espero estar mejor preparada y ser capaz de conseguir, por lo menos, un pasaporte dorado ( que no se bien cual es su utilidad ni sus ventajas, pero hace que te sientas importante solo por llevarlo en la mano bien a la vista) e incluso una invitación para alguna fiesta posterior y poder contaros una Fashion's Night Out desde el otro punto de vista, el de una VIP ( éste será mi objetivo para la FNO 2011).
¡¡¡Besitos a todos!!!!
El evento de anoche bien se podría haber llamado "Maratón madrileña para conseguir los obsequios que las tiendas ofrecían de forma selectiva". Bastaba echar un ojo a los grupos de féminas enloquecidas que recorrían las calles de las tiendas del centro de Madrid, que participaban en la noche de las compras, subidas en sus fabulosos tacones y enfundadas con sus mejores galas, siguiendo el plano del tesoro ( es decir, una lista de las tiendas en las que regalaban algo, para no perder el tiempo en aquellas tiendas, ilusas, que sólo ofrecían la presentación de sus colecciones)para comprender que la Fashio'n Night Out había perdido un poco la esencia de lo que el evento en sí quería transmitir, dar a conocer las nuevas tendencias, las colecciones y ofrecer un descuento a todos aquellos afortunados que, en plena cuesta de Septiembre, podían permitirse el lujo de darse algún capricho.
La mayoría de los asistentes, confiábamos plenamente en el hecho de que tener tú exclusiva invitación, pedida con un mes de antelación, te daría alguna ventaja sobre los que se habían echado a la calle sin saber muy bien a lo que iban, pero la realidad es que ese papelito "personal e intransferible" no servía prácticamente para nada. Yo sólo tuve que mostrarlo en una tienda ( y creerme que entré en muchas) para que me dejaran acceder al maravilloso mundo de los refrescos gratis ( porque parece ser que el regalito sólo se lo ofrecía a los afortunados que habían rellenado una ficha que, vete tu a saber, dónde la habían conseguido).
Las tiendas en las habían decidido atreverse a ofrecer un obsequio sin condiciones (sin obligarte a comprar algo y sin hacerte buscar un cartoncito de publicidad en el que debías apuntar tus datos) eran aquellas en las que a la entrada se veían unas colas interminables. El truco era preguntarle a alguien que acabara de salir qué era lo que ofrecían y en ese momento, decidir de forma rápida, si merecía la pena esperar la cola o si era mejor continuar el recorrido en busca del siguiente "premio por asistir". Colocarte en una cola sin preguntar podía llevarte al desagradable momento en el que cuando llegabas al mostrador te ofrecían una rajita de jamón y si tenías suerte, una cerveza, pero esos regalos no se cotizaban demasiado por lo que era mejor continuar la ruta.
Lo mejor de la noche de la caza de regalos era ir mirando, sin descanso, las bolsas que llevaban los grupos de chicas que andaban de forma bastante acelerada, porque era de ahí, de donde sacabas la información de primera mano sobre qué tiendas estaban dando regalos. Tenías que ser rápida en el escrutinio de los paquetes que llevaban, porque había auténticas profesionales de la caza de obsequios y, era casi imposible distinguir las marcas de las preciosas bolsas decoradas para el evento. El problema era que, como todas hacíamos lo mismo, los regalos se iban agotando según llevabas a las tiendas. Una pena.
Las tiendas que temían la avalancha de las chicas aplicadas con sus listas, decidieron en el último momento que solo darían los regalos previa compra de algún objeto de la temporada, lo que provocaba cierta desilusión y decepción a las asistentes. Cuando veías que no tenían las bolsas a la vista y que no iba a ser fácil conseguir una camiseta, una muestra de perfume o un colgantito, te tocaba disimular y echarle un vistazo a la colección, para que no notaran de forma inmediata que habías asistido a su tienda para conseguir algo gratis ¿¿Pero que podíamos hacer??
Por supuesto que la noche ofreció muchas más cosas, pero eran difíciles de conseguir para los que no estábamos en las listas de invitados. Mónica Hoyos, Kira Miró, Jaydy Michel, Almudena Cid, Soraya, Nieves Alvarez, Oscar Higares, Jaime Peñafiel, Borja Thyssen y Blanca Cuesta, Miguel Ángel Silvestre, Patricia Conde, Alaska, Mario Vaquerizo, Paco León, Ana Obregón, Boris Izaguirre, Luis Medina... ....Todos ellos, estoy segura, de que vivieron una noche bien diferente a la que yo he querido contaros de forma entretenida hoy. Para enterarnos bien de la parte exclusiva del evento habrá que leer el Vogue y así poder ver que fue lo que nos perdimos las locas de las listas ( porque yo no llevaba tacones pero si tenia mi lista del tesoro).
El año que viene espero estar mejor preparada y ser capaz de conseguir, por lo menos, un pasaporte dorado ( que no se bien cual es su utilidad ni sus ventajas, pero hace que te sientas importante solo por llevarlo en la mano bien a la vista) e incluso una invitación para alguna fiesta posterior y poder contaros una Fashion's Night Out desde el otro punto de vista, el de una VIP ( éste será mi objetivo para la FNO 2011).
¡¡¡Besitos a todos!!!!
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